Un día de primavera, Majestik, un amigo cercano de la familia, y Michael, antes de ser el Rey del Pop, estaban en la casa de éste, en Hayvenhurst, pasando el rato juntos. Se dirigían al estudio que había detrás de la casa mientras iban charlando entre ellos. Majestik estaba hablándole a Michael cuando se dio cuenta de que éste se encontraba mirando hacia el suelo y llorando.
Le dijo: “Michael, ¿qué estás haciendo?”
Michael respondió con lágrimas resbalando por su cara, “Mira, es un pajarito, y está muerto!”
Majestik, que no tenía la misma sensibilidad que Michael y con su mente en lo que estaban hablando, le dijo, “Michael es solo un pájaro. No podemos hacer nada ya. Vamos hombre, está muerto. Vámonos. Tenemos que irnos. Vamos”
Michael se detuvo mirándole y con su voz suave y su enorme corazón declaró, “Majestik, este era un ser viviente con un corazón y un alma como nosotros, tenemos que hacer algo!”
Majestik insistió enfáticamente, “¿Qué vas a hacer, Michael? Ya está muerto. No hay nada que puedas hacer ya.”
Mientras trataba de convencer a Michael de que siguiera adelante, se dio cuenta de que Michael se encontraba de rodillas en el suelo cavando un agujero con sus propias manos para enterrar al ave, mientras decía, “Tenemos que enterrarle. No podemos simplemente dejarle aquí, y tenemos que rezar una oración por este pájaro.”
Cuando terminó de cavar el agujero, colocó al pájaro en él y lo cubrió con tierra, mientras terminaba de enterrarle acariciaba suavemente la tierra con sus manos, entonces se levantó e insistió a Majestik para que se quedara con él allí mientras decían juntos una oración junto a la tumba del ave. Michael pidió a Dios que bendijera al pajarillo y lo llevara al cielo.
Después de la oración, Majestik apremió a Michael diciendo, “Está bien, vámonos ya. Tenemos trabajo que hacer. Vamos. Ya está hecho todo. Vámonos!”
Pero Michael, ignorando sus ruegos se dio cuenta de que el pajarito se había caído de un nido de un árbol cercano. De repente, subió por el árbol hasta donde estaba el nido y lo fijó cuidadosamente para que ningún otro pajarito pudiera caer y morir.
La misión que Dios le había encomendado para aquel día de primavera había sido completada, entonces bajó del árbol, se sacudió las ropas y continuó con Majestik hacia el estudio a trabajar
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